EL TAPÓN DE LA BAÑERA
El tapón de la bañera Imaginemos la cuenca como una bañera. Durante millones de años se fue rellenando de sedimentos, labrados por sus ríos y torrentes, que no tenían desagüe fuera de ella. Hasta que, unos 2 millones de años atrás, el tapón de la bañera saltó por los aires, cuando el Tajo, remontando y erosionando su cauce, consiguió alcanzar la cuenca y capturar sus aguas. Se inicia entonces el encajamiento de la red fluvial actual y la potente erosión de los ríos arrastra los materiales sedimentarios hacia el océano atlántico. En poco más de un millón de años, millones de toneladas desaparecen. El Henares formará sus terrazas en la margen derecha de su amplísimo valle asimétrico, mientras que los verticales “morros” o cantiles de su orilla izquierda conectarán mediante suaves pendientes, a veces surcadas por profundas cárcavas y barrancos, como en Los Cerros, con las planicies calcáreas del páramo y de las muelas y cerros, mudos testigos del nivel que alcanzó la superficie de la primitiva cuenca. La mayor resistencia de los materiales calcáreos preservó de la erosión a las tierras que cubrían, mientras las zonas sin aquellas capas, de arcillas, yesos y arenas, materiales menos resistentes, eran desmanteladas.
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